¿Por qué nadar nos da hambre?
La natación es un deporte súper completo que trabaja todos los músculos en simultáneo y genera un gasto energético muy alto gracias a la densidad del agua que hace que los movimientos sean más intensos. Normalmente cuando finalizamos la actividad sentimos mucha hambre queriendo picotear lo que esté a nuestro alcance.
Esta sensación se genera por varias razones:
• El importante gasto energético que se genera disminuye nuestras reservas de azucares en nuestro organismo, dando por resultado un apetito voraz que exige que repongamos las reservas.
• Otra razón es que nuestro cuerpo realiza un esfuerzo para regular su temperatura adaptándose al cambio y generando otro gasto añadido al del ejercicio.
• Por último, durante este deporte nuestro cuerpo segrega una hormona cuya misión es informar al cerebro que nuestro organismo debe alimentarse
Un factor muy beneficioso de la natación es que al estar sumergidos en agua nuestro cuerpo no se deshidrata tan rápidamente por lo que la duración del deporte suele ser más extensa ayudándonos a quemar más calorías. Esto supone un gasto mayor de energía y reservas de azucares, haciendo que se envíe al cerebro la señal de apetito, responsable de la sensación de hambre.
Por lado, cuando estamos en la pileta o playa simplemente pasándola bien, pero sin hacer deporte, el gasto que se genera es menor. Lo que ocurre en este caso, es que solemos deshidratarnos por que al estar en contacto con agua no sentimos la sensación de sed tan intensa.
Las mejores opciones después de nadar son, sin duda, los que ayudan a recuperar tanto la perdida de minerales como de azucares. Por ejemplo las frutas y los cereales integrales van a ser los mejores aliados ya que reponen las reservas de glucógeno.
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